Ya conocía a Jen Wang por el cómic que hizo junto a
Cory Doctorow, En la vida real. Lo primero que me llamó en su día
fue su estilo de dibujo, claro y precioso. Y aunque recuerdo que ese cómic me
pareció algo flojillo (tendría que volver a leérmelo, y lo haré para hacer otra
reseña) ha sido una de las razones por las que no le fue difícil a la tendera
de Nostromo el vendérmelo.
Es difícil no hacer spoilers, pero es que
el propio cómic —editado en España por Sapristi— te desvela todo en la misma solapa. Si no quieres
saber nada del cómic hasta leerlo te recomiendo que no sigas leyendo esta
reseña y que te saltes la susodicha solapa. El resumen de la historia sería el
siguiente: Frances, es una costurera que trabaja en un taller textil, a la que
le encargan un vestido para asistir a uno de los bailes de la familia real
belga. Estos bailes están enfocados a buscarle esposa al príncipe Sebastian,
heredero del trono de Bélgica. El vestido llama la atención del príncipe, que
acabará contratando a Frances y con la que forjará una amistad en base a su
amor por los vestidos. Sí, porque al príncipe le gusta ponerse vestidos.
La obra ahonda en el autodescubrimiento, utilizando el
conflicto entre ser uno mismo y complacer a los demás para hacer avanzar una
historia de amor, muy al estilo de los cuentos de hadas (pero, muy de
agradecer, con la visión de tiempos más actuales). Y ese conflicto se puede ver
en ambos protagonistas por diferentes motivos...
La verdad, la historia no es muy complicada, todo lo
contrario. Es simple, pero ello no le quita un ápice de valor a esta obra, que
cuenta lo que tiene que contar. Para ello no recurre a extraños giros
argumentales ni nada por el estilo, de hecho el argumento es una historia ya
vista y hecha mil veces, pero con una temática más en boga (que no actual, ya
que el travestismo no es nada nuevo). Sebastian oculta su vida secreta, que
comparte con Frances, y esta quiere avanzar como modista, cosa que no puede
hacer siguiendo al lado del príncipe (y por ende, protegiendo su secreto).
Es una buena historia, el dibujo es bello e inspirador y el guión trae una buena moraleja sobre la aceptación de uno mismo, y la de los demás. Es una lección que todo el mundo debería aprender y este cómic es una muy buena vía para enseñarlo. Me ha gustado mucho y no puedo más que recomendarlo.
Comentarios
Publicar un comentario